Cata Garnachas

Afortunadamente, la palabra «complejidad» está relacionada con el mundo del vino, ya que no hay una sola razón por la que los vinos que bebemos, disfrutamos y nos emocionan lleguen a ser lo que son. El conjunto de elementos, ya sea el territorio, el suelo, la humedad, etc., es lo que determina el resultado final, y con el tiempo, muestra caras que muchas veces no esperábamos.

Para aprender más sobre este concepto, Fran López, estudioso, distribuidor y gran catador, ha propuesto un gran viaje para conocer en mayor profundidad la Garnacha. Esta uva se cultiva en nuestro país con bastante amplitud y en el mundo proporciona grandísimas zonas donde es la reina. La larga cata que tuvo lugar hoy en la Asrm tuvo mucha parte teórica para tratar de hacer ver la cantidad de elementos que hacen que sea complejo y nada sencillo llegar a construir productos que queden en la memoria, en la historia universal o personal de quien se acerca hasta ellos.

Se cataron 19 vinos elaborados con Garnacha de zonas que recorren buena parte de la geografía nacional. Para comenzar el recorrido, Fran López propuso como punto de partida el rosado palidísimo que este año ha elaborado Pura Vina en las tierras de Bullas. Este vino tiene una potente nariz que no puede dejar indiferente a quien se sumerge en esta expresión fresca y festiva de la Garnacha. Es una nueva puerta que ha abierto esta valiente y cada vez más centrada bodega.

En los vinos de la Sierra de Gredos es muy frecuente encontrar como protagonista a la invitada de hoy. La Bruja de las Rozas 2021, del Comando G, ha abierto el viaje a esta zona, pasando por Las Encebras 2019, de Viñedos del Jorco, que ha encandilado por su complejidad y eficacia benigna aromática, por su redondez. Ha mostrado que hay vinos que deben valer lo que el bodeguero cree que cuestan, al igual que Pegaso Barrancos de pizarra 2020, de Telmo Rodríguez, con mayor corpulencia en boca y una vida por delante asombrosa. La Suerte de Arrayan 2017 ha traído a la muestra el cansancio de un vino agotado. No todas las botellas son memorables.

Dos vinos de Rioja, de la mano de jóvenes productores, que muestran versatilidad y fruta. Escondite del Aracho, El abundilano 2020 y el más que bien recibido Barrios Pastores 2021 de Vinos en voz baja. Frescura a raudales, goloso, incitante a no dejar en la copa más que su rastro de preciosa fruta roja.
En la cercana Navarra hemos encontrado dos joyas con precio muy competitivo. Artaxo 2019, deslumbrante, y Lecciones de vuelo, de la siempre grata bodega Zorzal, con el acompañamiento de Matías Michelini, en esta ocasión, para generar un vino amplio y que llena la boca de placer. Artaxo, que quiere decir encina en euskera, hace referencia a Artajona pueblo en el que se localizan dos de las tres viñas viejas de Garnacha que componen este vino. La tercera viña la encontramos en Artasu. Tres parajes, dos pueblos para este vino original e irrepetible.

En este viaje a las garnachas nacionales no podía faltar El Molar 2021, D.O Jumilla, del maestro José María Vicente, que consigue sintetizar la sabiduría de un bodeguero que interpreta uva u territorio de manea memorable. Un vino más de boca que de nariz, con una relación precio estratosférica.
Y ya que estábamos en el levante se le ha emparejado con la obra de Tosi Sarrión La Garnacha de Mustiguillo 2019. Vino bien valorado por la prensa mundial, el trago largo hace que viajemos hacia la mediterraneidad hecha garnacha. Lo que ocurre es que, en este caso, jugaba un partido complicado, del que no ha salido tan bien para cómo debería.

Llegado el momento de la complejidad de Priorato y sus pizarrosas garnachas. Els Escurçons 2015 hacía pareja geográfica con la Garnacha del 2014 de Cims de Porrera. Don vinos monumentales, que llenan la boca e invitan a retener en la memoria el paseo que gustativo que ofrecen.
Junto a ellos, de la D.O Monsant, Venus La Figuera 2018, más fresco, menos impetuoso que sus vecinos, pero absolutamente seductor.
En tarragona, en Terra Alta, encontramos la propuesta de Barbara Forés y su Coma d´en Pou 2019. Una manera sibilina de enamorar sin hacer demasiado ruido. Pero quedándose en el corazón de quien se acerca a este magnífico trabajo.